¡No cometas estos 12 errores!
1) Darse duchas demasiado largas:
La ducha puede ser uno de los momentos más relajantes y placenteros del día, por lo que es probable que nos pasemos del tiempo recomendado para el baño. Se recomienda que la ducha dure un máximo de 10 minutos, ya que en caso contrario, la piel tiende a resecarse (sobre todo en combinación con agua caliente). Si de vez en cuando nos damos un baño largo, no hay problema, pero hay que evitar que se transforme en un hábito. Tu piel, el planeta y tu cuenta del agua te lo agradecerán.
2) Ducharse con agua demasiado caliente:
La temperatura ideal debe ser tibia, cercana a la temperatura natural de nuestra piel. A mayor temperatura, mayor es la pérdida de las barreras protectoras de la piel, dañando, por ende, sus defensas naturales.
3) Dejar que el agua corra por tus pies, sin lavarlos:
Cuando nos duchamos, vemos caer el agua con jabón y shampoo hacia nuestros pies, por lo que pensamos que ya están limpios y que no es necesario lavarlos. Aquello es un gran error. Si se desea evitar la aparición de hongos y bacterias, es necesario frotar bien los pies mientras se está en la ducha.
4) No lavar adecuadamente la espalda:
La espalda es una de las zonas que más acumula células muertas, ya que no le prestamos la suficiente atención. Aquello la hace propensa a que se tapen los poros y aparezcan granitos. Para evitar aquello, frota tu espalda con un guante de crin cuando te bañes.
5) Lavarse sólo con agua caliente/tibia:
Bañarse con agua caliente produce un efecto relajante y libera las tensiones, mientras que el agua fría es estimulante y ayuda a combatir el cansancio físico y mental. Combinar ambas temperaturas es ideal a la hora de bañarse, ya que favorecerás la circulación sanguínea y disfrutarás de los beneficios de ambas temperaturas. Lo ideal es comenzar el baño con una temperatura cálida y luego irla bajando paulatinamente hasta terminar la ducha con agua fría. ¡Y dato extra! ¡Es ideal para combatir la celulitis!
6) Usar el mismo jabón de ducha para la cara y para el cuerpo:
La piel del rostro es mucho más sensible que la piel del resto de nuestro cuerpo, por lo que es necesario utilizar productos específicos para esta zona. Lo ideal es utilizar productos hipoalergénicos y suaves, que no resulten agresivos para la piel. A su vez, utilizar geles oleosos, que actúen sobre la capa superficial de la piel, limpiando y reforzando la barrera protectora cutánea que se pierde al ducharse.
7) Exfoliar demasiado y/o muy frecuentemente la piel:
La exfoliación es muy importante a la hora de mantener una piel suave y tersa, ya que permite la eliminación de las células muertas y el recambio celular. Sin embargo, la exfoliación diaria y/o muy intensa de la piel puede producir irritación (sobre todo en pieles sensibles) y puede eliminar la barrera protectora cutánea. Lo ideal es exfoliar la piel 1 vez a la semana.
8) No cambiar la afeitadora y dejarla secando en la ducha:
Usualmente usamos las afeitadoras durante demasiado tiempo y las dejamos expuestas a la humedad de la ducha, en vez de secarlas, guardarlas y renovarlas como corresponde. Las afeitadoras que no son adecuadamente cuidadas, pueden ser un foco de infecciones para tu piel, al estar expuestas a la humedad, células muertas, posibles hongos y bacterias.
9) Dejar la esponja y los guantes de baño en la ducha:
Al igual que en el caso de la afeitadora, es necesario sacar la esponja y los guantes del ambiente húmedo de la ducha. Después de utilizar aquellos utensilios, las células muertas de la piel se quedan entre los agujeros, siendo el cultivo perfecto para las bacterias. No olvides lavar tu esponja y tus guantes de ducha, escurrirlos y guardarlos en un lugar seco.
10) Lavarse el cabello todos los días:
Lavar a diario el cabello puede terminar dañándolo, ya que se pierde la grasa natural del cuero cabelludo, que permite que el cabello se mantenga hidratado y sano. Además, el lavado excesivo puede provocar irritación del cuero cabelludo y en algunos casos, una mayor producción de grasa.
Sin embargo, esto depende del tipo de cabello que se tenga.
Las personas con cabellos mixtos o grasos necesitan lavar su cabello con mayor frecuencia que las personas con cabellos secos o normales. En estos casos, lo ideal es lavarlos día por medio.
Las personas con cabellos secos o normales, pueden lavarlo cada 2 o 3 días.
Hay personas que se ven forzadas a lavar su cabello diariamente (deportistas, personas que trabajan expuestas a olores o suciedad, etc.). En tales casos, es importante utilizar productos capilares lo más naturales y suaves posibles, sin químicos ni sustancias irritantes.
11) Frotar muy fuerte la piel al secarse:
Sécate suavemente, sin frotar en exceso la piel con la toalla. Ten especial cuidado con la piel de tu rostro; recuerda que es la más delicada. Lo ideal es secar la piel, dándose toquecitos suaves, para evitar irritarla y dañarla.
12) No aplicar una crema hidratante después de la ducha:
La hidratación posterior a la ducha es muy importante, ya que tu piel puede resecarse con el calor y con el uso de jabones y productos capilares (que también caen sobre cuerpo al bañarte). Si no tienes tiempo o no te gusta aplicarte cremas, actualmente existen opciones de cremas hidratantes “bajo la ducha”, las cuales te puedes aplicar mientras te bañas.
¡Recuerda estos consejos la próxima vez que te bañes!