Si ya tienes un diagnóstico de Rosácea dado por tu dermatólogo, la clave es instruirte lo más posible con relación al tema y aplicar de forma correcta y disciplinada los tratamientos que actualmente hay disponibles en el mercado. Ten en cuenta que la Rosácea es una enfermedad de la piel más común de lo que crees. Tiene una evolución crónica, en ciclos o crisis y se caracteriza por producir enrojecimiento facial, vasos sanguíneos visibles a través de la piel y en algunos casos, granitos y pústulas que pueden confundirse con el acné.
En este artículo vamos a profundizar en las características, factores externos y evolución de esta condición que afecta a muchas personas ya que, aunque es mucho más frecuente en mujeres, también afecta a los hombres.
¿Cómo saber si tengo Rosácea?
Es común que nuestros pacientes confundan la Rosácea con alergias, acné o asuman que solo tienen la piel muy sensible. Lo mejor, es consultar al dermatólogo si presentas algunos o todos estos síntomas:
Síntomas comunes de la Rosácea
Enrojecimiento facial: Es muy frecuente, persistente y de predominio en el centro de la cara, mejillas principalmente.
Granitos y/o pústulas: Lesiones parecidas a la del acné, con pus o líquido inflamatorio, sensación de dolor, picazón y pueden aparecer en brotes.
Vasos sanguíneos dilatados o “arañitas”: son vasos que se dilatan, de predominio se distribuyen en las alas nasales y mejillas.
Sensibilidad: Los pacientes describen “ardor”, sensación de tirantez o piel áspera, sensibilidad, y picazón. La mayoría nos comenta que “todo les causa “alergia”.
Nariz que se agranda: Cuando el cuadro de Rosácea progresa, en algunos pacientes puede desarrollarse una transformación de la textura y grosor de la piel de la nariz y de la zona central de las mejillas, similar a una “piel de naranja”
Rosácea: Factores de Riesgo
Si estás dentro de este grupo, es más probable la aparición de la Rosácea:
Mayor de 30 años
Piel clara y con algún grado de fotodaño (daño solar)
Sexo femenino
Antecedentes familiares de Rosácea
Tabaquismo
Tratamientos para la Rosácea:
Siempre debes tener en cuenta que la Rosácea es una enfermedad de evolución crónica que, con los cuidados adecuados, puede ser sobrellevada y controlada con muy buenos resultados.
Tratamiento médico
Se recomienda el uso diario de limpiadores suaves, ya sea emulsiones o aguas micelares.
Aplicación de cremas que contribuyan a disminuir la inflamación y mantener la integridad y humectación de la piel con rosácea
Importante: el uso diario, frecuente y permanente de Filtro solar
Debes aprender a identificar los factores desencadenantes de la Rosácea, estos pueden ser alimenticios, ambientales y climáticos, y también situaciones emocionales que pueden acelerar las crisis como el estrés. Todos estos factores influyen conjunta o separadamente en los ciclos de aparición de la Rosácea.
Tratamiento de cabina o cosmetológico
Es necesario educarse en cuanto a técnica y forma de aplicación de productos especialmente formulados para la piel rosácea. Lo mejor es evaluar cada caso en específico para adecuar el tratamiento a cada caso en particular.
Tratamiento Láser para la Rosácea
Ya no se concibe el manejo de la Rosácea, sin el apoyo terapéutico del Láser Médico. Estos equipos generan la desaparición de la trama vascular patológica a nivel de mejillas y de los surcos nasales.
Además, el tratamiento con láser proporciona una significativa mejora a la calidad y a la estructura del colágeno de la piel.
Tips de Dermavida para nuestros pacientes con Rosácea
Hidratación: Utilizar siempre una hidratante, con ello evitar la desecación de la piel, la sensación de ardor y picor.
Limpieza: Limpia diariamente con productos para piel sensible, en forma suave.
Evita el agua caliente, exposición a saunas.
Evita tratamientos exfoliantes, y pendiente, aun cuando tengas la piel grasa, no uses productos muy abrasivos.
Protección solar: Usa filtro solar a diario, durante todo el año, y es muy importante que éste sea recomendado por tu médico dermatólogo.
Alimentos: Trata de mantener y practicar una alimentación saludable, regula la ingesta de alimentos que pueden aumentar el enrojecimiento, como el ají, condimentos, aderezos grasosos, bebidas alcohólicas, principalmente el vino tinto, tabaco, bebidas muy calientes o frías, chocolate, café, maní y otras nueces. En general, alimentos que influyen en la aparición del rubor facial.
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