Sin duda alguna, todos deseamos lucir una piel tersa, joven y saludable, sin grasitud, resequedad ni líneas de expresión demasiado marcadas. Para ello, acudimos a diversos tipos de cremas, productos dermatocosméticos y hábitos de cuidado diario del rostro, buscando lucir esa piel joven, hidratada y tersa que tanto anhelamos. Sin embargo, para cuidar adecuadamente nuestros rostros y comprar los productos idóneos, es necesario conocer cuál es nuestro tipo de piel, ya que no todas las pieles tienen las mismas características ni las mismas necesidades.
¿Desconoces cuál es tu tipo de piel? ¿Sientes que tal vez no la estás cuidando adecuadamente?
Lee con detenimiento la descripción de cada tipo de piel y descubre con cuál te identificas.
Clasificación de los tipos de piel
Piel grasa:
Este tipo de piel es uno de los más comunes en población adolescente y en adultos jóvenes. Debido a los cambios hormonales propios de la pubertad, suele aumentar la grasitud de la piel (las glándulas sebáceas producen grasa en exceso, lo que obstruye los poros), lo cual puede permanecer hasta los 25 – 30 años.
La piel grasa requiere principalmente de hábitos diarios de higiene y limpieza, así como también, de una adecuada hidratación.
La piel grasa se caracteriza por:
- Presentar exceso de brillo. Este tipo de piel brilla durante o al final del día, en especial en la llamada “zona T” del rostro (frente, nariz y mentón).
- Tiene tendencia a presentar impurezas, granos y espinillas o acné.
- Sus poros son grandes y notorios. En las mujeres el maquillaje no se conserva por mucho tiempo debido a ello.
- Las personas que tienen un cutis graso suelen presentar un cuero cabelludo de similares características. Por lo tanto, su cabello requiere de especiales cuidados para mantenerlo limpio y libre de exceso de grasa.
- Una ventaja de tener piel grasa es que las líneas de expresión y las arrugas aparecen más tarde en comparación con otros tipos de piel, por lo que ésta pareciera envejecer con mayor lentitud. Por esta razón, no es deseable eliminar por completo la grasa de nuestro cutis.
Piel seca:
La piel seca es más común en pieles maduras (población adulta y adulta mayor). Eventualmente, debido al proceso de envejecimiento natural, una piel que fue grasa durante la juventud puede tornarse seca en la edad adulta.
También es posible encontrar pieles secas en personas jóvenes, lo cual se debe en la mayoría de los casos a características hereditarias.
La piel seca se caracteriza por:
- Presentar resequedad, escamas o grietas, principalmente en las mejillas.
- Tener un aspecto tirante, en especial después de la limpieza o del baño, si se realiza con agua caliente. Es muy frecuente la sensación de tirantez en el rostro luego de la ducha.
- Usualmente presenta un aspecto opaco, sin vida.
- Puede irritarse con facilidad debido a la resequedad.
- Tiene mayor tendencia al envejecimiento y a presentar líneas de expresión o arrugas de forma prematura.
- Tiende a perder agua con facilidad y por ende, elasticidad.
- Las personas que tienen un cutis seco presentan con frecuencia un cuero cabelludo seco. Por lo tanto, necesitan de cuidados especiales para mantener su cabello hidratado y sedoso.
- Una ventaja de tener piel seca es que los poros son pequeños, lo que genera una textura fina y uniforme de la piel. Debido a ello, en las mujeres el maquillaje se conserva por más tiempo en comparación con las pieles grasas.
- Otra ventaja de este tipo de piel es la ausencia de brillo, granos o acné.
Piel mixta:
La piel mixta presenta una combinación de características de la piel seca y grasa. Es común tanto en hombres como en mujeres.
La piel mixta se caracteriza por:
- Presentar un exceso de grasa en la llamada “zona T”, que comprende la frente, nariz y mentón. Las personas con piel mixta pueden tener impurezas, barros y acné en esas zonas, así como también, lucir poros dilatados. La piel de la “zona T” suele tener un aspecto brillante, debido a la grasitud.
- La piel mixta presenta, a su vez, falta de hidratación o resequedad, principalmente en las mejillas. En algunos casos, las personas con este tipo de piel pueden presentar “grietas”, resequedad o sensibilidad, en las zonas más delicadas.
- La textura de este tipo de piel es más gruesa y fuerte en la zona T” y más fina y delicada en las mejillas.
Piel sensible:
La piel sensible es el tipo de piel más delicado y el que requiere de mayores cuidados.
La piel sensible se caracteriza por:
- Presentar una textura delgada y fina.
- Tener una tendencia a presentar venas o capilares rotos.
- Presentar reacciones alérgicas a casi cualquier producto de cuidado de la piel, cosméticos, cremas o perfumes.
- Se identifica fácilmente cuando se aprecian zonas rojas o rosadas en el cutis, en especial en las mejillas.
- La piel sensible se enrojece después de exponerla al sol o al viento. En general, es muy sensible a las condiciones climáticas.
- Puede presentar deshidratación, dermatitis, congestión y acidez.
- Al ser un tipo de piel tan delgada, no tiene una barrera protectora lo suficientemente fuerte como para tolerar las perturbaciones del entorno.
- Aunque en la niñez o juventud pudiera manifestarse como una piel normal, después de los 20 años aprox. puede manifestar los síntomas de hipersensibilidad.
Piel normal:
La piel normal es el tipo de piel más deseado, al ser el más bello estéticamente.
Es el tipo de piel característica de los niños y bebés.
La piel normal se caracteriza por:
- No presentar zonas con exceso de grasa. La piel normal no suele presentar barros, espinillas ni acné.
- A su vez, no presenta zonas con falta de hidratación ni resequedad.
- Usualmente la piel normal es suave, adecuadamente hidratada y firme al tacto.
- Es de textura compacta y no presenta dilatación de los poros de la piel (“poros abiertos”).
- La textura de este tipo de piel es mate. Es decir, no es opaca como para ser seca, ni demasiado brillante como para ser grasosa.
- La piel normal se encuentra en equilibrio, conservando una humedad y luminosidad saludable.
- En general, tener una piel normal no significa que no se requiera de cuidados básicos. La piel cambia con el tiempo y, a medida que envejecemos, tiende a perder su humedad y elasticidad. La piel normal, por ende, requiere de una adecuada higiene, limpieza e hidratación, como los demás tipos de piel.
¿Ya sabes cuál es tu tipo de piel? Si es así, entonces ¡no te pierdas el próximo artículo!
Próximamente: cuidados y tratamientos para cada tipo de piel.